
Bonita foto, ¿verdad?. Estamos en la presa del Villar. Paramos allí de camino a Puebla de la Sierra.
Si te metes por un pequeño camino, bajas a una especie de mirador, al que está prohibido acceder.
No importa, tú llegas, y te embelesas que rima con te besas. Por lo menos hasta que oyes un carraspeo y por segunda vez un ¡buenos días!.
A partir de ahí sonríes al vigilante, que claro es de su pueblo, y se conocen por el nombre, el apellido, el mote y a toda su familia....
Y ya sabes que si tenías intención de dar alguna exclusiva, ya lo va a hacer él, antes de que vuelvas al coche.
A partir de ahí ha sido un fin de semana estupendo, de compartir risas, sol, poyete y porche. De vermut en taberna - tienda, de muralla, agujeron, escuela, recuerdos y de volver al principio a Chueca. Esta vez estaba invadida por los mani-infectantes.
Domingo de sol, vermut, tarde de parque infantil y velada muy agradable. No sabéis lo que me costó volver el lunes a trabajar.